LOS OTROS Yolanda Izard A qué esperáis para entrar, susurró el más alto. Pero teníamos miedo. Un miedo todavía inconcreto, sutil. Nos empujó hacia el interior de aquella habitación bañada por una luz gélida, azul. Tratamos de escondernos tras su poderosa espalda, pero él nos lo impidió. Chicos, chicos, se quejó con su vozarrón morado....