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Fotografía: Elizabeth Patiño

 

FUSIÓN

Poema erótico para dos voces, Roberto Lumbreras

ÉL.-Tú y yo:

ELLA.- Únicas piezas de un puzle apasionante

Él.-El final ya se sabe, el juego es la demora.

ELLA.-Las miradas de ambos,
dulcemente ofensivas;
los labios que se abren con recíprocas hambres;
las bocas se hacen agua, y no sólo las bocas.

ÉL.- Y el opaco antifaz con dos ojos ocultos,
«¡hale-hoop!» se retira,
fascinando el respingo de los frutos duales:
cornucopias de gozos,
panes de vino henchidos,
besaderos que calman,
dilema que enloquece.

ELLA.-Y el miembro, antes mínimo y quieto en el letargo,
encorvado en su nido de ofidio recogido,
ahora despertando,
creciendo,
endureciendo,
puliéndose en ternuras,
irguiendo su cabeza deíctica de hisopo.

ÉL.-Y el silencio tan denso
de pálpitos y ahogos,

ELLA.- De rubor y osadías,

ÉL.- De caricias y tactos,

ELLA.- De susurros y roces,

ÉL.- De asimientos avaros,

ELLA.- De bocas desbocadas,

ÉL.- De besos que moldean,

ELLA.- De pellizcos que esculpen,

ÉL.- De dientes que cosechan,

ELLA.- De arpegios con las uñas,

ÉL.- De mordiscos que beben los jugos inefables
de salivas y alientos
y sudores y flujos,
de lenguas que recorren caracolas de orejas,
caracolas de ombligos,
caracoles clitóreos.

ELLA.- Y el manantial fluyendo en la gruta marina,
oculta tras las algas y corales rosados,

Él- Y el pozo de codicias comienza a prospectarse.
La tierra se abre al hierro
y él mismo se convierte en concéntrico pozo.

ÉLLA- El acople es perfecto,
y perfora y perfora,
suavemente sondando…

ÉL.-Y llega con su punta coaxial
pronto hasta el tope,
suscitando vibrante la ovación desde dentro,
y ahora a por el fondo convertido en diana,

ELLA.- Golpea suave, suave,
pero siempre golpea.

ÉL.-Y los cuerpos se mueven
mecánicos,
sincrónicos,
machihembrados,
soldados,

ELLA.-Engarzados y unidos
en una sola máquina,
bombeando con ritmo
de reprís ascendente,

ÉL.- y la máquina vibra,
y la presión aumenta,
y la fricción es máxima,
y la biela acelera,
y gritan las sirenas,
y chirría la máquina al límite cinético,
en su punto climático,
en su crítico grado de fusión explosiva.

ELLA.-Y al fin el“¡aaahhhhhhhh!” de Dánae,
femenil y terrible,
un dilatado aullido-gemido-llanto-grito,
sintiendo las mil cópulas dispersas de áurea lluvia,
un granizo candente de quemazón muy dulce,
de chispazos electros que la azotan por dentro…

ÉL.-Jadeos entre atletas de maratón sedente,

ELLA.- gritos de gladiadores que son vaina y espada…

ÉL.-Y el émbolo no para, animado de inercia,
sube-baja-golpea, sube-baja golpeando…
Y un nuevo “¡aaahhhhhh!” de Dánae
avisa :“¡a toda máquina!”,

ELLA.-.-Pero el hierro no aguanta
el fuego de allá dentro,
y se funde el tricono soltando su oro blanco,
y un “¡ohhh!” Zeus profiere,
más discreto,
y sereno,
murmurando
el desfogue,
manejando las riendas
de aquel vuelo supremo,
Sujetando a su Dánae
que quiere un “¡aaahhhhhh!” eterno.

ELLA.- Mas Zeus es ya Hércules,
y pierde magnitudes,

ÉL.- El vínculo decrece,
deviene la península en istmo adelgazado,
la dureza rampante se desploma domada,
y la carne antes una vuelve al dos tan frustrante,
a pesar del abrazo,
del amarre,
el embole,
la apretura y el beso
que no pega los labios.

ÉL.-Los jadeos decrecen,
ahora son resoplidos,
y suspiros conscientes.

ELLA.-Los cuerpos superpuestos
se resbalan,
separan,
pegajosos,
mojados,
dicen “¡ay!” resignados,
anhelantes,
nostálgicos.

ÉL.-Y hablan,
ya no gritan.

ELLA.-Sonríen recordando.

ÉL.-Calmados, no colmados.

ELLA.-Contentos, mas no ebrios.

ÉL.-Radiantes, mas no dioses.

© Roberto Lumbreras, 2004.