Desinformación como información
(versión original en http://wp.me/p2fW1E-kD
CNN empezó a usar el concepto de periodismo ciudadano con sus ireport, pidiendo a gente que enviara vídeos de lo que pasaba a su alrededor. Desde el punto de vista de un medio de comunicación esta estrategia puede ayudarles a encontrar noticias que de otra manera pasarían desapercibidas y a coste cero. Sin embargo introduce la necesidad de contrastar la información, cosa que no siempre se está haciendo con las noticias enviadas por ciudadanos o con las publicadas por otros medios. Es como si las ganas de dar una primicia hayan conseguido que las noticias se conviertan en cosas que alguien dice que pasan, en vez de cosas que pasan de verdad con hechos y pruebas. Un ejemplo reciente fue el atentado de Boston, esta misma cadena de prestigio internacional comunicó que había detenidos cuando aún no se había producido ningún arresto. En la política Estadounidense Rachel Maddow ha criticado varias veces a Republicanos haciéndose eco de información publicada en blogs y páginas web de carácter conservador e incluso conspiratorio. Información que carece de fundamento real pero que sólo por aparecer en un medio oficial se perpetua como una noticia y nadie se molesta en verificarla ni siquiera el primer medio que la publica.
Entiendo que periodistas con galones como Manuel Marlasca vean esta forma de periodismo como intrusismo y pidan respeto para su profesión. En una situación ideal la sociedad obtendría la información de medios de comunicación y esa información sería objetiva, construida en base a hechos recogidos y contrastados por periodistas. Sin embargo los medios han dejado hace mucho de ser objetivos e independientes. Cuando grupos de comunicación se gestionan como empresas en vez de como servicios al ciudadano, las audiencias, los inversores (y sus intereses) y los beneficios se vuelven el foco principal del modelo de negocio y la información y la ética pasan a un segundo plano.
En esta competición por la audiencia incluso se critican unos a otros diciendo que está al servicio de X cuando el que lo dice está al servicio de Z. Parece que la linea editorial no es sólo la que el medio se fija a si mismo si no la que los demás le asignan y cuando alguien osa no seguir el patrón asignado como Pedro J Ramírez todos van a por él. Las recientes criticas a El Mundo están confundiendo linea editorial con fidelidad a un partido político y lo que es peor con la obligación de informar. Si un medio tiene información de una fuente contrastada sobre un asunto es su obligación darlo a conocer independientemente de su línea editorial. Sin embargo los medios españoles sólo publican lo que puede dañar al contrario y tapan las fechorías de los suyos, ya se sabe que los españoles son más fieles al partido que a la pareja. Cuando El Mundo ha publicado información sobre Bárcenas se le acusa de intentar derribar un gobierno. Como dice Eduardo Inda, el ex-tesorero es una fuente válida porque sus 20 años de trabajo en el PP le dan legitimidad para hablar sobre el partido, otra cosa es que mienta, pero para eso está la investigación judicial y además todos los implicados son libres de hablar y dar su versión si lo desean. Sólo Pedro J sabe si su objetivo es la dimisión de Rajoy. El resto de la sociedad debería dejar de juzgar el motivo de sus publicaciones y analizar la información que contienen o ir a otro medio, a nadie se le obliga a leer un periódico o ver un telediario.
Esta guerra de medios fomenta el periodismo ciudadano. Con la aparición de internet la gente por su cuenta puede saber que está pasando en cualquier parte del mundo las 24 horas del día. Antes sólo te enterabas de que pasa en otro país o ciudad si tenías un amigo allí o estabas en esa zona, ahora no necesitas conocer a nadie simplemente seguir a alguien de allí en Twitter o mirar la web de un medio local. La gente usa cada vez más este medio de obtener información porque a su juicio no obtienen información de calidad de los medios tradicionales. Como todo esta disponible en internet y la gente va a internet a buscar noticias muchos medios están rebajando el valor de su rol en la sociedad como informadores de calidad. Las redacciones viven en un sprint continuo intentando dar primicias antes que nadie para atraer audiencia y con las prisas acaban perjudicando la calidad de la información porque no contrastan los datos y publican cualquier cosa con tal de publicar algo. Lo hacen con la excusa de que la gente lo quiere y necesitan audiencia para subsistir. En realidad pierden doblemente, pierden su prestigio y pierden audiencia porque la mayoría queremos información no desinformación.
Daniel Montero, periodista que me encanta, me dijo en Twitter que los periodistas no harían propaganda si la gente no lo consumiera. En parte tiene razón, la sociedad debería demandar información objetiva, no afirmaciones que apoyen sus convicciones. La información debe ayudar a educar, ver otros puntos de vista y aprender, no reafirmar los ideales de cada uno constantemente. Pero parte de la culpa son los que ofrecen esos productos porque ponen los beneficios por encima del valor de la comunicación. No pienso que el periodista que cubre el morbo o una determinada linea editorial disfrute con ello, habrá gente a la que le repugne pero tenga que hacerlo porque tienen que ganarse el pan. Son los medios los que no deberían ofrecer morbo, propaganda y desinformación, independientemente de que venda o no venda. Escenas como la excavación buscando el cuerpo de Marta del Castillo o minutos y minutos sobre el juicio de Bretón con primeros planos de su gesto impasible o las lagrimas de la madre de los niños no aportan información. Se puede dar la noticia sin morbo: se reanuda la búsqueda de Marta del Castillo, continúa el juicio de Bretón… Si se recurre al morbo para rellenar, es más productivo para la sociedad buscar otras noticias para ocupar ese vacío; y para variar podrían usarse noticias positivas como que en España tenemos investigadores cerca de descubrir la vacuna del Sida y tantas otras que quedan descartadas a lo largo del año por culpa de escándalos pero la opinión pública debería saber. Si tienen dudas de como hacerl pueden ver la serie The Newsroom que plantea y resuelve estos dilemas con mucho acierto.
Los telediarios y los periódicos deberían informar sin dramatismos de cosas relevantes, tanto buenas como malas y aprovechar la oportunidad que tienen de aumentar la cultura de la audiencia si de verdad quieren considerarse como un valor social y no un mero instrumento de los poderes económicos y políticos. La sociedad debería exigir información que le aporte conocimiento y dedicarse menos al marujeo y propaganda que a fin de cuentas no va a ayudarles a resolver ningún problema. Hay que exigir a los directores de los medios que dejen de poner periodistas a cubrir morbo y les pongan a verificar datos para ofrezcer una línea editorial informada y de paso fomentar la cultura. El que quiera morbo y desinformación que se vaya a buscarlo a otra parte; a lo mejor más de uno deja de consumirlo si requiere más esfuerzo que darle a un botón del mando.