Recuerde la contradicción más solemne: «serás Nada»; «serás no ser-ás»

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«Volverás a la Nada de la que surgiste» (necedad); en cambio, el sabio siempre dirá: «…con la tierra de que fuiste formado; puesto que polvo eres y a ser polvo tornarás» Génesis 3,19.

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Parménides, en el no ser no se puede ingresar. ¿No es esta la mayor prueba de que todo está condenado a mudar y a agitarse para siempre?

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La Nada es una asíntota para la vida; de la que ni se puede surgir, ni a la que se puede llegar. Morir es el paulatino, inagotable e imposible acercamiento a la Nada.

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Dicen que tres vidas hay: la terrenal, la celestial y la fama. La primera es el apogeo de la gráfica, la tercera un parco amago de resistencia a la asíntota. La segunda es la imposible inversión de la tendencia.

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Todas las ramas acaban siendo una sola; este camino es sencillo. No vale al revés: partiendo de la rama sola, no hay camino único que te lleve a la vez a cada una de las hojas.

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Llegar a un término desde el origen es elevar al máximo el número de incógnitas; todos los otros términos a los que no hemos llegado.

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Cada huella que un hombre ha dejado en el mundo engrosa los límites de su alma. Tan profundo logos tiene.

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Diluir no es consumir, es la división hasta el infinito de la unidad; ¿hay mayor garantía de conservación?

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El Hombre no se consume, se diluye.