Curioso el símil entre esta jácara de finales del s.XVII y los últimos acontecimientos acaecidos a una ilustre tonadillera, género nacido a través de las ya mentadas jácaras

 

No se arrugó la chillona

enchironada aquel día;

que aun en su cárcel no quiso

tener nada de encogida.

Aquella que más tocada

fué que montante de esgrima.

Y aunque tan tocada dicen,

fué original su malicia.

No había entre las que campan

ninguna mas conocida,

pues en viéndola cualquiera

al punto en ella caía.

Hallábase tan gustosa

con vendérsenos por linda,

que de puro bien hallada,

vino á ser cosa perdida.

Fué dama camaleón,

pues que del aire vivía,

y despachaba libranzas

sobre bancos de sí misma.

Su madre ha quedado tuerta

pues que le falta una niña;

y es tan golosa la vieja.

que harta con ellas vivía.

De achaques de no empezada

la curó un jaque en Sevilla;

y volvió á ser en Madrid

doncella de recaída.

Era su cuyo Pantoja,

jaque que en Andalucia,

fué graduado in-utroque

Por la blanca y por la tinta.

Zaino, que de su guedeja

la mal peinada cortina,

viéndose sobre sus ojos

andal a siempre corrida.

Dicen quedó disgustada

porque en no sé qué raohina

le cortaron el capote

sin tomarle la medida.

Enjaulóla cierto alcalde

porque una noche á una esquina,

dando á uno lo que es suyo

hizo como la justicia.

Por aseada no más

fué de la trena vecina,

que en ella no hay mas delito

que haber sido bien prendida.

Soltáronla porque fuese

hortelana de la villa.

Andando á la flor del berro,

desperdiciando semillas.

Diéronla de tabardillo

no sé qué diablos de pintas,

con que se conoció luego

tener jugada la vida.

Fué su medico Calleja,

y el remedio que la aplica

fué un recipe; porque un toma

ss su mejor medicina.

Ordenó su testamento

de grados de su codicia,

pues que por cumplir con ella,

a todos nos pidió misas.

Dejó su espíritu luego

su liviana compañía;

no sé si será salvado

aunque ella fué tan cernida.