AMANECER LENTÍSIMO*
Disfrutamos de una nueva serie de collages de Alfonso López Gradolí. En ellos sobreimpresiona unos versos cargados de nostalgia. En estas páginas deambula el diablo meridiano que es el sol incandescente que todo lo puede quemar y que sin embargo muere cada día. El poeta se recuerda a sí mismo clavado, inmóvil en largas sobremesas que anegaron la posguerra. Observa fuera, tras la ventana, el movimiento de los elementos a través de la naturaleza: sol, lluvia y viento.
Del mismo modo actúan los dos vértices compositivos de su poesía visual; el color y la imagen son el dinamismo que nos recuerda la vida, mientras que la escritura es el quietismo, el poso reflexivo tras lo vivido. López Gradolí aúna pasado y presente, el camino que inició con Quizás Brigitte Bardot venga a tomar una copa esta noche encuentra continuidad en la madurez, una poesía menos discursiva y con una connotación que trasciende esos fondos de ventana.
Javier Alonso Prieto
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