Muchos han dejado su nombre
como piedra o como efigie;
todos hemos pensado
o hemos dicho como sí, o como tal vez.
Y quedamos en nombres, o datos, o fechas.
¿Dónde está lo que permanece?
¿En una obra, en una vida, o en una deuda?
Las piedras se derrumban, la luz vuela;
Y el pensamiento va cambiando.
La angustia pasa pero se queda;
la voz se emite y enmudecemos.
¿De qué vale que otros nos oigan
si ya no podemos contradecirnos?
A la muralla del fin,
Ya ni desnudos llegamos
Un día vivido es sol
Una noche compartida es la existencia.
Piensa tu nombre.
Raymundo Marmolejo Olea